Un perrito o una hamburguesa de aquella caravana del Morro de Málaga tenía un sabor muy especial, sobre todo en las cálidad noches de verano. La comida callejera, sea donde sea, siempre se ha considerado algo de segunda fila, sin estilo, sin clase, sin elegancia, por no hablar de la estética o del escaso marketing que se destilaba para estos puestos ambulantes.
Según la información que manejo, todo parte de una noticia que salió hace un par de años sobre el archiconocido chef Koldo Royo que se lanzó a vender perritos calientes en una camioneta llamada "El perrito cervecero" en la puerta del Makro del Palma de Mallorca. A partir de ahí, aparece el programa de televisión "Cocineros al volante", se realizan concentraciones de estas camionetas que recorren la geografía española para darse a comocer y aparece una serie de palabras nuevas relacionadas con este mundillo de la comida sobre ruedas: foodtruck, food tour, street food...
Pues bien, este fin de semana Málaga se ha sumado a esta fiebre de los foodtrucks en la explanada de Martiricos donde se ha celebrado el Plateselector Food Truck, patrocinado por Citroën. A esta fiebre por la comida callejera se han sumado conocidos chefs de Málaga como Jose Carlos García y Diego Gallegos, que han hecho las delicias de los visitantes que iban y venía de un puesto a otro para probar las exquisiteces propuestas por los maestros de los fogones de varios puntos de la geografía española.
Al márgen de los manjares que ofertaba cada foodtruck, la evolución de la cocina ha acompañado de la misma manera a la evolución del local, al establecimiento, y aquí concretamente a la camioneta, que ha sido repensada, replanteada y adaptada para esta actividad. Este tipo de estructuras para ofrecer comida barata en la calle no es ninguna novedad, es cierto. No hay malagueño que se precie que no conozca la hamburguesería Uranga, que nos ha acompañado durante décadas en todas las ferias de Agosto y la caravana del Morro y nadie se sorprende de su estética. Pero ahora se trata de darle otro enfoque que vaya a juego con esa visión nueva que se le pretende dar a la comida callejera o street food.
Si vas a vender comida callejera, ¿por qué no hacerlo con estilo? En esta concentración de foodtrucks estilo había de sobra. La adaptación estética de las caravanas ha avanzado a la par de su oferta culinaria. La originalidad y la decoración de estos restaurantes sobre ruedas es uno más de sus atractivos. Luces estilo cabaret, colores variados, pizarras, maderas envejecidas, cartelería y objetos decorativos siguiendo estilos retro y vintage han sido elementos clave para marcar la diferencia de las foodtrucks.
Pebre negre (arriba) se vistió de elegante negro para visitar las ciudades del itinerario de este food tour. Esta foodtruck es la más discreta del grupo decorada con un llamativo cartel a modo de flecha con luz de bombillas que indica al comensal el camino más corto para pedir una de sus apetecibles propuestas.
Al contrario que su vecina, Brilla Bombilla brillaba de verdad pero por su color turquesa visible a muchos metros de distancia salpicada por su curiosa cartelería de madera, características que comparte la carvana Corazón de Agave, de comida mejicana, y acompañada por dos adorables cactus y un esqueleto con vestimenta a juego con el resto de la caravana.
Esta reelaboración de la cocina callejera actualmente rompe esquemas y ha servido para darle una vuelta de tuerca a la forma de pensar los establecimientos de comida rápida convirtiéndolos en objeto de diseño. No sólo hay que aplicar el diseño a los establecimientos tradicionales o a las viviendas, sino que cualquier cosa puede ser repensada, replanteada, rediseñada y readaptada a la nueva realidad social. Las caravanas también lo han hecho cambiando el antiguo concepto que se tenía de ellas y lo han hecho con buenas notas.