Según mi antigua tutora de la Escuela de Arte, éste es un estilo que actualmente no se lleva en absoluto. No se lo discuto. Sin embargo, me ha dado lo mismo a la hora de ponerlo en el blog porque pienso - y no es más que la humilde opinión de una servidora - que aunque es cierto que como diseñadores tenemos que estar siempre al tanto de las modas, al final el que manda es el cliente y si te dice que quiere recrear en su casa-mansión de Marbella la sala hipóstila del templo de Luxor te tienes que adaptar a la moda de aquel lugar y momento de hace ya unos pocos siglos. No se trata, por tanto, de modas, sino de gustos... y sobre esto todos sabemos que no hay nada escrito.
El origen
El origen de este estilo es de finales del siglo XIX y principios del XX, época en la que tuvo lugar un fenómeno migratorio en el que población procedente de las metrópolis imperialistas se mudaba a las colonias anexadas tras las luchas expansionistas.
La búsqueda de recursos naturales más allá de las fronteras de determinados países provocó un importante traslado de europeos a los terrenos conquistados, conviviendo durante largo tiempo lo autóctono de cada lugar con lo urbano, mezclándose así ambas culturas, la occidental - bien fuera de origen británico, francés, español, etc - con la del país colonizado (países africanos, islámicos, americanos, India, etc). Dentro de esta mezcla cultural la decoración no fue ninguna excepción.
El ambiente
Se trata de un estilo clásico y elegante con el que buscamos la sensación de naturalidad y con ella la creación de una atmósfera cálida y muy luminosa. Esa mezcla de culturas producida con la colonización es el pretexto perfecto para introducir en mayor o menor grado un ambiente étnico para dotar al espacio de personalidad propia. Para ello, se puede optar por integrar piezas de artesanía originales de India, Africa, Marruecos y otros países de tradición colonial, así como piezas que proporcionen el ambiente tipo safari.
Colores y texturas
La calidez, armonía y elegancia propias del estilo colonial se logra a través de la familia de los tonos tierra: camel, ocres, marrones, rojizos y rojos, combinados con tonos claros y neutros: beiges, grises y blancos como base de la propuesta combinados además con las texturas propias de tejidos naturales como la lona, el lino y el algodón, imprescindibles en el estilo colonial. Sin embargo, a fin de romper un poco con la monotonía cromática, siempre se puede incluir elementos de otras tonalidades tanto cálidas como frías. Así mismo, en una apuesta algo más arriesgada se puede aplicar esto mismo a la totalidad de la superficie de los paramentos o bien parcialmente.
Los materiales
El uso de los materiales adecuados es imprescindible para la creación del ambiente adecuado. Así, la madera es el material protagonista del estilo colonial, bien en forma de muebles con acabados perfectos o bien con acabados decapados y envejecidos. Como compañeros ideales para la madera en este estilo estarán la piedra natural, el acero, la forja y el vidrio templado. Las baldosas hidraúlicas se puede utilizar para dar un ambiente aún más auténtico.
El tipo de madera a utilizar puede ser varianle, desde las más comunes hasta maderas exóticas como la de iroko, mindi, teca o wengué. Bambú, mimbre y ratán se usarán para el mobiliario.
Los tejidos elegidos serán las fibras naturales, prefentemente lino y algodón.
El atrezzo
Para completar su ambientación se utilizarán esterillas y alfombras para vestir el suelo, bisagras y engranajes de hierro o acero para puertas y ventanas, vigas de madera - auténticas o falsas - para techos, y elementos decorativos propios de este estilo como baúles antiguos, camas con doseles, ventiladores de madera para techos, etc. Puedes incluir además artesanía ética para darle un aire más exótico, así como la abundancia de plantas ornamentales, tropicales si es posible.
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